Mientras se cumplen ocho años de conflicto armado implacable en Siria, la violencia reciente y la creciente escasez de ayuda están provocando nuevas oleadas de desplazamientos en Idlib, donde unos tres millones de sirios hacen frente a un futuro especialmente sombrío e incierto.
En los últimos días, se ha vivido una nueva escalada de la violencia en Idlib, con una serie de ataques dirigidos a la población civil, instalaciones sanitarias como hospitales, un centro pediátrico, un banco de sangre y un garaje de ambulancias. Uno de los centros sanitarios avalado por Islamic Relief ha sufrido daños severos, quedando prácticamente en ruinas y sumido en escombros durante el pasado fin de semana. Algunos ataques utilizaron lo que se conoce como la técnica de “doble toque”: tras el primer ataque, mientras las personas se apresuran a rescatar a las víctimas bajo los escombros, un segundo ataque aéreo es dirigido contra estas personas.
Naser Haghamed, CEO de Islamic Relief, afirma: “La crisis en Siria no parece tener fin y mucho menos para las más de tres millones de personas en Idlib.”
“Los ataques indiscriminados contra la población civil de este fin de semana han sido los peores vividos en Idlib desde hace varios meses, afectando a los ya dañados hospitales y centros de salud; y nos muestran que no podemos ignorar a la población de Idlib. También destruyeron una panadería, que abastecía a la población mantenía con vida a muchas familias “.
Se estima que más de 450 civiles han sido asesinados desde enero, con docenas de víctimas cada día en Siria. En febrero se registró un notable aumento de defunciones, con aproximadamente 280 personas muertas, entre ellas un gran número de mujeres, niños y algunos miembros del personal sanitario. Solo los equipos móviles de emergencia de Islamic Relief atendieron a unos 30 civiles que sufrieron lesiones provocadas por los ataques en las últimas semanas.
La disminución de los suministros de ayuda y las restricciones al acceso humanitario solo están avivando la pobreza agravada por la escasez generalizada de alimentos, refugio y medicinas; lo cual afecta a los residentes y promueve el desplazamiento masivo a medida que las personas se trasladan de una región a otra en busca de seguridad y suministros.
Solo en febrero, 40.000 civiles se vieron obligados a desplazarse una vez más en el noroeste de Siria, azotado además por el frío y las fuertes lluvias. A pesar de la entrada en vigor de una tregua temporal en Idlib en septiembre de 2018, más de 200.000 personas se han tenido que desplazar durante los seis meses transcurridos desde entonces, según los datos del grupo de Coordinación y Gestión de Campamentos compilados por la ONU y una coalición de grupos de ayuda en el terreno. Muchos de los afectados ya se habían desplazado varias veces anteriormente, con 1,5 millones de personas en Idlib desplazadas desde otras partes de Siria.
Los campamentos en Idlib, que actualmente albergan a más de 190.000 personas, están al borde del colapso y las condiciones se van deteriorando a medida que la ayuda se agota y la comunidad internacional focaliza su atención en otros lugares.
Naser Haghamed agregó:
“Hay una grave escasez de alimentos y medicamentos y las familias continúan desplazándose a un ritmo vertiginoso. Algunas familias se han visto obligadas a desplazarse más de 10 veces durante estos 8 años de conflicto, y talk es la situación nuevamente para 40.000 personas a raíz de lo acontecido.
“Cada vez que una familia tiene que trasladarse debido a la falta de seguridad, o porque no tienen acceso a los servicios más básicos, su situación se agrava y corre el riesgo de sufrir abusos como el matrimonio infantil y el reclutamiento forzoso por parte de grupos armados. Los niños a menudo tienen que abandonar la escuela, mientras que el resto de sus familias luchan por conseguir un trabajo, quedando familias enteras totalmente separadas.”
“Después de ocho años, la población civil en Idlib siente cada vez más que la comunidad internacional se ha olvidado de ellos. No tienen idea de lo que les deparará el futuro, si algún día podrán volver a sus casas o si vivirán para ver el fin de esta terrible crisis”.