«Me llamo Korotoumou Samake y soy ama de casa en el pueblo de Baga. Antes de que se implementara este proyecto solo teníamos tres bombas de agua manuales, y para conseguir agua teníamos que hacer colas de 4h de espera y teníamos que levantarnos a las 4 o 5 de la mañana.
Esto era muy duro ya que teníamos que preparar el desayuno para la familia ya que los hombres iban al campo y los niños pasaban mucha hambre hasta que volvíamos del punto de agua.Así que nos veíamos obligadas a preparar el desayuno y a dejar hechas otras tareas antes de ir a buscar agua. Además de eso, muy a menudo éramos víctimas de que los animales se comieran nuestro mijo en casa antes de regresar.
En el camino de vuelta estábamos muy cansadas debido a todo el tiempo que pasábamos esperando y el esfuerzo físico que teníamos que realizar para poder bombear agua.. Muchas mujeres se cansaban y decidían ir a puntos de agua menos seguros detrás de la aldea. Si las bombas de agua manuales se estropeaban, más de la mitad de las mujeres utilizaban fuentes de agua poco seguras, lo que aumentaba los casos de diarrea en la aldea.
Aprendí a medir los peligros que conlleva consumir el agua del estanque gracias a las sesiones de concientización. Fue entonces cuando decidí dejar de recoger agua del estanque y les dije a mis hijos que no se bañaran en él. En nuestro hospital de maternidad, dedicado a partos y otros cuidados médicos, nos vimos obligadas a llevar siempre agua con nosotras para ayudar a la partera y a la madre.
Ahora el hospital de maternidad tiene acceso a agua potable y hay un punto de agua en el patio del hospital de maternidad, así como un área de lavado. La instalación del nuevo punto de agua potable en el pueblo ha cambiado mi vida por completo.
Este proyecto ha contribuido en gran medida a aumentar la tasa de visitas a la clínica de maternidad por parte de las poblaciones de Baga y las aldeas circundantes porque con la conexión del punto de agua en maternidad, la calidad del trabajo ha mejorado mucho y ha permitido a las poblaciones ahorrar en tener que desplazarse hasta la ciudad de Ouélessebougou para acceder a la atención médica.
Mi casa está a 50 metros de este punto de agua. Ya no me siento cansada después de ir a buscar agua, porque no tengo que esperar mucho o bombear agua. Ahora tengo tiempo para dormir bien y cuidar de mi familia. No puedo agradecer lo suficiente a los donantes, que Dios los bendiga y les dé el coraje para continuar y ayudar a otras personas necesitadas«.
Continuar apoyando nuestros proyectos de agua y cambiar la vida de las comunidades más vulnerables de todo el mundo.