Las personas que huyen al sur de Gaza después de la orden de Israel de abandonar el norte se enfrentan a condiciones cada vez más desesperadas en refugios superpoblados sin acceso a alimentos ni a agua potable.
Decenas de miles de personas han huido hacia el sur desde que Israel ordenó ayer a los civiles que abandonaran el norte de Gaza. Muchos temen que huir hacia el sur siga siendo inseguro –con informes de personas fallecidas por bombas mientras huían y ataques que continúan golpeando el centro y el sur de Gaza–, pero sienten que no tienen otra opción. También nos preocupa profundamente que se haya ordenado la evacuación de los hospitales del norte, lo que pondrá en peligro la vida de innumerables enfermos y heridos, incluyendo a niños.
Pedir a la gente que se vaya no exime a Israel de sus obligaciones en virtud del derecho internacional humanitario de abstenerse de dañar a los civiles que no pueden o eligen no irse.
Un miembro del equipo de Islamic Relief que huyó al sur con su familia se encuentra ahora refugiado en la casa de un familiar con otras 30 personas en una casa, mientras que otros se han refugiado en escuelas o dondequiera que puedan encontrar. El miembro del equipo de Islamic Relief en Gaza, cuyo nombre se reserva para proteger su identidad, dice:
“Había cientos de personas caminando cargando sus pertenencias. Nadie sabía adónde ir ni qué hacer, sin importar lo que nos depararían las horas que se avecinaban. Había edificios derribados, escombros por todas partes en las calles, enormes cráteres de unos 4 metros de profundidad… era como una película de terror o una novela distópica donde el mundo se había acabado y solo quedaba la destrucción posterior.
“Ninguno de nosotros tiene comida y no sabemos cómo la encontraremos. La población de la ciudad donde nos encontramos ahora (en el sur) se duplicó de la noche a la mañana, mientras que los recursos siguieron siendo los mismos. Estamos luchando por encontrar un suministro adecuado de agua y electricidad. Un señor del barrio me dijo que consiguieron un generador para bombear agua de un pozo cercano, pero no encuentran el combustible.
A medida que llega más y más gente del norte, he intentado desesperadamente encontrar refugio para ellos.
“Comencé a llamar a todos mis conocidos para ver si tenían un apartamento, garaje o almacén vacío que pudiera usarse como refugio, pero todos decían que no tenían espacio. Muchas personas del norte ya habían llegado al sur y reclamaron todos los refugios disponibles. Al final encontramos una guardería cerca. Estaba vacío porque es demasiado peligroso para los niños ir a la escuela en estos momentos.»