Sonó la alarma, eran las 7 de la mañana. En apenas una hora, llegarían los niños y desayunaríamos juntos. Nos levantamos, nos preparamos y bajamos a ayudar en cocinas. Eran las 8:00 h y ya nos empezamos a impacientar. Estábamos ansiosos por ver el primer mini bus aparecer. Empezaron a llegar los buses con nuestros tan esperados invitados acompañados de los monitores libaneses. Les saludábamos con un frenesí desenfrenado, parecía que era la primera vez que veíamos niños en nuestra vida. Les agrupamos y les llevamos al comedor, donde desayunamos todos juntos. Intentamos romper el hielo con ellos. Las niñas, en general, eran muy tímidas; intenté entablar una conversación con ellas, pero se limitaban a responder las preguntas que les hacía. No quise forzarlo más, era mejor que todo fluyera de forma natural. Estaba segura de que, al cabo de unas horas, superarían esa timidez y cogerían más confianza.
Después del desayuno, nos dirigimos todos a la sala para inaugurar el Summer Activities 2019. Hicimos un círculo grande y empezamos a caminar con la música a todo volumen y dos monitores disfrazados de mascotas. Mientras tanto, cada uno iba sacando una cartulina de un color de la urna. Formamos los grupos en función del color que les había tocado. Mi grupo era el rosa y en él estábamos Shekh Adnan de Barcelona, Dania de Italia, Khaled del Líbano y yo. Nos sentamos en círculo con nuestro grupo de niños para conocerles y elegir un nombre y un slogan para el equipo entre todos. Sometimos a votación las propuestas y la más votada fue al-Ta’awun (la ayuda recíproca en español). Escoger el lema fue tarea más sencilla: “al-ta’awun quwa, al-ta’awun quwa, al-ta’awun quwa, quwa, quwa” (la ayuda recíproca es fuerza en español). Una vez escogidos el nombre y el lema, tocaba presentárselo al resto de los equipos. Así que, nuestro grupo formó dos filas indias, una de chicas y otra de chicos, en función de la estatura. En la fila de las chicas teníamos a Safaa, Sidra, las mellizas Nof y Zaynab, Arwa y Shaimaa. La fila de los chicos la componían Yousef, Hassan, Mohammed, Amin, Hatim, Wasim, Akram y Khudr.
Ya habíamos roto el hielo y llegaba el momento de los múltiples talleres que teníamos preparados y por los que fueron rotando: pintacaras, diferentes juegos y el taller con témperas. Recuerdo que Hatim me pidió que le pintara la cara, a mí, ¡una negada de las artes plásticas! Fui siguiendo sus instrucciones: primero una gran sonrisa con el color rojo, después, todo el contorno de los ojos de color verde; y, para rematar, toda la cara blanca. Lo gracioso fue ver cómo marcó tendencia y, de repente, muchos querían lo mismo. Wasim, un dulce niño con una voz angelical y una mirada profunda, se sentó en el suelo, cogió un pincel y una tela y empezó a escribir el nombre de Khalid (uno de los monitores del Líbano), seguido de un corazón y su nombre: Khalid ❤ Wasim. Mientras tanto, el pequeño Yousef se entretenía siguiendo las pautas que le había dado shekh Adnan. Las chicas escribieron el lema en las telas y en una cartulina grande. Guardo todas sus composiciones, pues tienen un valor incalculable para mí por los recuerdos y las emociones que esconden.
Se aproximaba la hora de comer. Nos subimos en los buses para ir a comer todos juntos en un restaurante tradicional, Diwan al Wali Resto. Allí pudieron jugar en una zona recreativa que tenía el establecimiento. Después de comer, rezamos juntos en una mezquita que había junto al restaurante y volvimos al Azhar, donde unos juegos de asistencia psicosocial les esperaban. Cuando acabamos, les llevamos al salón de actos para ver una película educativa de dibujos animados que contaba la vida de Bilal Ibn Rabah. Estaban muy ilusionados, la mayoría me decía que era la primera vez que iban al cine. Tuve la sensación de que todo les parecía surrealista, como si no pudiesen creer que lo que sucedía era una realidad y no, un sueño. Y, ni siquiera, era un cine de verdad: era tan sólo un salón de actos con un proyector y una pantalla en medio de la sala.
Tras el cine, fuimos a cenar, mientras comentaban la película y lo que habían hecho durante el día. Se subieron en sus buses para volver a casa, descansar y prepararse para el día siguiente.
Cuando se marcharon, todos los monitores nos reunimos para evaluar el transcurso de la jornada. Nuestras caras lo decían todo. Lo que no sabíamos es que ése era tan sólo el inicio de unos cortos, pero intensos y emocionantes días.
Introducción: Viaje al Líbano ¿Cómo comenzó todo? Leer más »
Capítulo 1: 21/08/2019: Sueño, cansancio y aterrizaje en Beirut Leer más »
Capítulo 2: 22/08/19: Toma de contacto y preparativos Leer más »
Capítulo 3: 23/08/19: campamento 5* y más preparativos Leer más »
Capítulo 4: 24/08/19: El gran día tan esperado Leer más »
Capítulo 5: 25/08/19: Corre, corre caballito Leer más »
Capítulo 6: 26/08/19: Un buen chapuzón y diversión garantizada Leer más »
Capítulo 7: 27/08/19: Sentimientos a flor de piel y despedida Leer más »
Capítulo 8: 28/08/19: Una lección de vida, humanidad y moral Leer más »