Primera misión sobre terreno con voluntarios en Kenia
El 11 de julio, 12 de nuestros voluntarios emprendieron una nueva misión que cambiaría por completo sus vidas. Una misión rumbo a Kenia con el fin de aprender y conocer cómo Islamic Relief implementa proyectos sobre el terreno.
Resiliencia, melancolía, alegría… son algunas de las palabras que definen las sensaciones experimentadas. Pero sobretodo, ver esperanza en cómo gracias a vuestras aportaciones, comunidades enteras pueden ser transformadas alhamduli’llah (Gracias a Dios)
Hoy Amina Abed, voluntaria de Islamic Relief España, nos comparte su experiencia:
Bi ismi Allah al rahman al rahim, wa salat wa salam ‘ala sayidi wa habibi wa nori qalbi Muhammad sws. Me han pedido que venga a contar mi experiencia en el field trip del que hemos vuelto en Kenia y me dispongo a compartir con vostros un recorrido. No va a ser un recorrido temporal ni espacial si no un recorrido del corazón y de como este se ha nutrido durante estos días… ¿Empezamos?
Hablando de corazones, lo primero que se me viene a la cabeza es contradicción. En cada una de las visitas que hemos hecho diría que el sabor era agridulce. Por un lado, nos inundaba la tristeza frente a lo que nuestros ojos veían y nuestros oídos escuchaban: familias luchando por sobrevivir, condiciones de vida pésimas, falta de agua, de luz, de medidas de higiene, de seguridad, de educación… Pero por otro lado era imposible no contagiarse de la alegría que transmitía cada comunidad y de la felicidad de recibir “visitantes” que de alguna forma habían colaborado en un proyecto que había cambiado sus vidas.
Nos han recibido con cánticos, bailes y sobretodo palabras de agradecimiento, infinitas y pronunciadas desde la más íntima gratitud. Y de nuevo nos golpeaba la contradicción. Ahora la emoción de ver como los proyectos de Islamic Relief se implementan y han dado un giro completo a la vida de pueblos enteros pero a la vez una profunda vergüenza se extendía por nuestro pecho. Vergüenza en primer lugar frente a Allah swt. Sabíamos Allah que como nos has indicado en el Corán:
Él les ha dado todo cuanto Le han pedido. Si intentaran contar las bendiciones de Dios no podrían enumerarlas. El ser humano es injusto y desagradecido. [14:34]
Éramos conscientes, o eso creíamos, de que nuestro desagradecimiento es casi tan inmenso como tus bendiciones sobre nosotros pero escuchar a alguien agradecer el tener un escritorio, una silla, la oportunidad de estudiar o sencillamente el acceso al agua potable ha hecho que nos demos cuenta de que vivimos rodeados de bendiciones por las jamás siquiera habríamos considerado decir Alhamdulilah. Vergüenza y miedo por la inminente cercanía del día del Juicio Final y saber que seremos cuestionados por cómo utilizamos dichas bendiciones para beneficiar a las personas que más lo necesitaban y saber que sea cuál sea nuestra respuesta nos estaremos quedando cortos. Vergüenza de mirar a los ojos a estas personas, escuchar un gracias que no nos merecemos y saber que aún falta muchísimo por hacer.
Siguiendo nuestro recorrido me gustaría comentar cómo son las personas con las que hemos compartido esta experiencia. Me gustaría empezar hablando del equipo de Islamic Relief Kenia y de su implacable profesionalidad. A pesar de las diferencias culturales y filosofías de trabajo no siempre iguales (“pole pole” que significa poco a poco) el conocimiento del terreno, de los proyectos desarrollados al detalle y de las necesidades específicas de cada comunidad nos han reafirmado la seriedad con la que toman la amanah que les llega. No solo son rigurosos con el dónde depositar las donaciones de nuestros donantes si no que el contacto con las comunidades es directo y constante.
Algo que ha hecho mella en mí es precisamente eso, que Islamic Relief da voz al pueblo convirtiéndolo en descriptor de primera mano de sus escaseces y de las soluciones que más se adaptan a su contexto. Así, con colaboración mútua entre los gobiernos locales, las personas y los profesionales del equipo, se desarrollan proyectos realistas, eficaces y lo más importante, con una visión a largo plazo.
Hablando de equipos me es imposible no dedicar unas líneas a mis compañeros en esta misión por hacer de esta experiencia una única, por hacer de cada viaje uno cargado de reflexión y permitirme nutrirme de cada una de sus aportaciones.
Dicho esto, faltan las personas más importantes, las comunidades con las que hemos estado en contacto. La primera palabra que se me viene a la cabeza es resiliencia. La capacidad de enfrentar los retos de su día a día con fe en Dios, esperanza y agradecimiento es un reflejo de lo pequeños que somos y lo grandes que nos creemos. En nuestra primera visita a una escuela en Hola me impresionó ver la entrega de la junta de padres y su ferviente lucha para que sus hijos tuviesen acceso a la educación. Tal era su dedicación que incluso habían intentado construir aulas con sus propias manos para alejar a sus hijos de estudiar bajo la sombra de un árbol. La lección más importante que nos dieron es la de honorificar la educación no como mero medio económico o de estatus si no como herramienta para el desarrollo personal y progreso social. Y más importante aún, como búsqueda religiosa y de cercanía a Allah swt recordando su primer versículo descendido del sagrado Corán:
¡Lee! [¡oh, Mujámmad!] En el nombre de tu Señor, Quien creó todas las cosas. [El Sagrado Corán 96:1]
De la mano de la lucha por la educación viene su inteligencia y consciencia de su situación. Con capacidad de precisar cuáles son los retos que enfrentan y proponer soluciones que garanticen su objetivo final: autonomía. El primer ejemplo que se me viene a la cabeza es el de Mama Rocaya, una mujer que había abandonado su trabajo e ingreso estable para dedicar su vida a un centro de día para niños huérfanos en Garissa.
Aún cuando el amor paternal jamás puede ser sustituido, Mama Rocaya y sus otras tres compañeras, que dedican sus días a la educación y cuidado de estos niños, se encargan de proporcionar tanto cariño a estas almas como su situación les permite. A pesar de solo poder proveer una comida al día a los niños y ver sus suministros cada vez más recortados su fe en Allah swt y en la mejoría de su centro son asombrosas. Y dicha fe y confianza en Allah swt están acompañadas de una mente activa por mejorar.
Una de sus propuestas era la construcción de un pozo de agua para poder plantar y regar unos terrenos en las cercanías del centro. Ello no sólo iba a permitir el poder proporcionar más comida a los estudiantes si no además poder vender el restante y empezar a tener ingresos económicos. Y este patrón es el que se ha repetido constantemente. La búsqueda de ayuda y apoyo de Islamic Relief para poder desarrollar proyectos o negocios autosuficientes para no requerir la ayuda de nuevo. Hay sabiduría tras el hecho de que Allah swt decidiese que el mejor humano de su creación, el profeta Muhammad sws, fuese huérfano y aún cuándo no somos capaces de conocerla podemos ver que estos corazones son más cercanos a él. Y tan cercanos que muchos de los apoyos que Mama Rocaya recibe en la actualidad para el centro provienen de sus “exalumnos”, niños que estuvieron bajo su cuidado y ahora han podido construir sus vidas sin olvidar su origen e intentando devolver al lugar que los vió crecer.
Cómo última parada en este recorrido y volviendo a los corazones, Abu’Adul-lah, an-Numan Ibn Bashir (Ra) relató que el Mensajero de Allah sws dijo:
[..] Por cierto que todo rey tiene su vedado, ciertamente el vedado de Alláh es lo ilícito, y ciertamente en el cuerpo hay un pedazo de carne, que si está sano, sanará todo el cuerpo, y si se corrompe, se corromperá todo el cuerpo y, este es el corazón.
Diría que esta misión me ha recordado la necesidad de rehumanizar nuestras vidas. La necesidad de ver más allá de nuestros problemas y carencias, y recuperar un poco la consciencia de comunidad. De Ummah. La necesidad de purificar nuestros corazones, nuestras riquezas y el honor que es estar en la posición de proporcionar la ayuda y no requerirla. Ayuda que nos permite desprendernos del egoísmo y cultivar la empatía y la compasión.
En cada acto de amor, encontramos una paz interior que solo proviene de acercarnos a la esencia misma de Allah. Alhamdulilah por cada bendición que vemos y cada una que no somos capaces de ver. Perdónanos Allah por lo poco que hacemos, lo mucho que nos quejamos y la triste realidad de nuestros corazones y permitenos aunque sea solo un poco, aprender del yaqeen de estas personas. Y de nuevo, alhamdulilah…