Las ONGs expresan una grave preocupación por la suspensión de asistencia alimentaria en Yemen. Las organizaciones humanitarias advierten de la inminente crisis alimentaria si no se alcanza una resolución inmediata a las negociaciones.
Veintidós organizaciones humanitarias en Yemen expresan hoy nuestra profunda preocupación por el reciente anuncio del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de realizar una “pausa” del programa de Asistencia Alimentaria General (AGM), que afectará a 9,5 millones de personas que padecen inseguridad alimentaria en todo el norte de Yemen.
Según se informa, la suspensión de la asistencia alimentaria se produce después de negociaciones infructuosas entre Ansar Allah (AA) y el PMA para llegar a un acuerdo sobre reducciones de la asistencia alimentaria, que han estado en curso durante casi un año. Los recortes mundiales de la financiación humanitaria han dado lugar a la necesidad de reorientar la financiación para llegar a los más vulnerables. Debido a la interrupción de las cadenas de suministro de alimentos provocada por esta pausa, se necesitarán al menos cuatro meses para reanudar la asistencia alimentaria, incluso si se llega a un acuerdo.
La decisión de suspender la asistencia alimentaria exacerbará la ya crítica situación humanitaria, afectando desproporcionadamente a las poblaciones más vulnerables, incluidos los niños, las mujeres embarazadas y los ancianos, provocando desnutrición, empeorando las condiciones de salud, aumentando la presión económica y potencialmente alimentando el malestar social y los conflictos .
Según el PMA, actualmente hay 17 millones de personas -más de la mitad de la población de Yemen- en niveles de crisis y emergencia de inseguridad alimentaria (IPC 3 y 4), incluidos 2,2 millones de niños desnutridos y 1,3 millones de madres embarazadas y lactantes. La asistencia alimentaria ha sido fundamental para evitar el desastre en Yemen, donde se estima que 6,1 millones de personas se encuentran a sólo un paso de la hambruna.
Incluso antes de que se anunciara la suspensión, las lagunas en el programa de asistencia alimentaria habían limitado la capacidad de satisfacer plenamente las necesidades de las comunidades vulnerables. En octubre, Mohammad, un anciano con 10 miembros en una familia y sin ingresos, nos habló del impacto de la escasez de alimentos. La familia de Mohammad se encuentra entre los 4,5 millones de yemeníes desplazados internos y ya habían pasado tres meses desde la última vez que recibieron asistencia alimentaria. Como resultado, se vio obligado a vender algunos de los pocos muebles que le quedaban en su casa para poder conseguir comida para él y su familia.
Sólo en un distrito de la gobernorado de Amran, 12.270 familias (85.890 personas) recibieron sólo dos canastas de alimentos en lo que va del año, menos que las seis que se esperaba que hubieran recibido como mínimo en función de sus necesidades. Saltarse las comidas se está convirtiendo en una realidad común para las familias y en el riesgo de recurrir a mecanismos negativos irreversibles para afrontar la situación, como sacar a los niños de la escuela para realizar trabajo infantil y casarse precozmente, dos fenómenos que están aumentando rápidamente.
«Después de años de conflicto y declive económico, la ayuda alimentaria actuaba como un salvavidas para millones de yemeníes y suspenderla mientras el país trabaja por la paz es un escenario catastrófico. Entendemos los temores y preocupaciones del pueblo yemení afectado, y nos solidarizamos con los equipos de respuesta humanitaria quienes están haciendo todo lo posible para aliviar el sufrimiento y poder continuar con nuestros esfuerzos de promoción para renovar la asistencia alimentaria basada en principios», dijeron las ONG abajo firmantes.