En Sudán del Sur, los intentos por recuperar los medios de vida después de la firma de un acuerdo de paz en septiembre de 2018 han devuelto la esperanza a la población. A medida que se avecina la formación de un gobierno de transición, miles de personas en todo el país han regresado a sus pueblos de origen, según afirman ACNUR y la OIM.
El reparto de los artículos de higiene se realizó a través del proyecto de Apoyo Integrado de Emergencia de Suecia (SIEP), que tiene como objetivo aliviar la difícil situación, aumentando la resiliencia y reduciendo la vulnerabilidad de las personas afectadas por el conflicto. Esto se hará mejorando el apoyo humanitario en los ámbitos sanitario, de seguridad alimentaria, agua, saneamiento e higiene.
Lerda Ziona Santino, consejera de la Iglesia Episcopal de Sudán del Sur en Lianya, es una de las beneficiarias de este programa. «Como madre, es lamentable y doloroso ver a mis hijos sufrir como refugiados en Uganda». Aunque las agencias de ayuda aumentaron la intervención humanitaria al buscar cubrir las necesidades básicas, el sector sanitario sufrió un revés cuando se remitieron enfermedades graves a Yei. Las malas carreteras y la inseguridad obstaculizan el traslado de pacientes en estado crítico, lo que en ocasiones ha provocado la muerte.
La Sra. Santino cuenta con mucho pesar la situación humanitaria en Lianya, comparando el conflicto con un volcán que ha venido a destruir a las futuras generaciones. Continúa: «La población que regresa ha incrementado la demanda de refugio y servicios básicos, pero, ante todo, la paz es vital».
El objetivo principal de este proyecto es aliviar el sufrimiento humano y reducir la vulnerabilidad de los desplazados internos, los repatriados y las comunidades de acogida afectados por el conflicto en Bahr el Ghazal Occidental (Wau) y la región central ecuatorial (Yei y Lianya). También ha permitido el acceso a la atención sanitaria primaria y los servicios de nutrición en las áreas seleccionadas, la mejora de los servicios de salud materna, el apoyo a las derivaciones para mujeres embarazadas y víctimas de violencia de género, el acceso a servicios de nutrición para niños malnutridos (de 6 a 59 meses), embarazadas y mujeres lactantes y personas mayores a través de los centros de OTP y TSFP. Igualmente, se ha conseguido un mayor acceso a agua potable mediante la perforación y rehabilitación de pozos, mejorando la higiene y las condiciones sanitarias dentro de los campamentos de desplazados internos y las comunidades de acogida mediante la rehabilitación de letrinas, el suministro de kits de higiene y sesiones de sensibilización. Asimismo, se mejoró la asistencia alimentaria y la producción agrícola entre los desplazados internos seleccionados y la comunidad de acogida.