El mes de Ramadán es un mes de bendiciones y perdón. Es un tiempo de unión y ayuda mutua que acerca y conecta a los musulmanes entre sí. Normalmente, rompo el ayuno con mi familia a base de gachas de mijo aderezadas con requesón y zumos de hibisco y jengibre. Después de romper el ayuno, realizamos el rezo en congregación frente a nuestro recinto guiándonos por el imam.
Este año, la pandemia del coronavirus está haciendo que el Ramadán en Mali sea muy distinto. Es un Ramadán lleno de desafíos debido a las medidas de distancia social, el calor intenso, y la pobreza del país. En otra situación, estaríamos unidos con nuestras familias, pero este año sigue estando prohibido por motivos de salud pública. Es un mes de dudas y, sobre todo, de incertidumbre, debido al cierre de las fronteras y a la falta de recursos económicos, pero también es un periodo de reflexión.
En este mes sagrado pienso mucho en la justicia social y en por qué es tan importante. De hecho, el ‘Adl (la justicia) es uno de los valores principales de Islamic Relief.
La justicia social para mí significa equidad, significa acceso a las necesidades básicas, y significa respeto por los derechos humanos fundamentales. Es importante porque ayuda a establecer la equidad de género, para que las mujeres y las niñas puedan alcanzar el potencial que Dios les ha dado. También es un requisito en cualquier sociedad si las personas quieren vivir juntas sin fronteras sociales ni marginación.
Islamic Relief aplica, en primer lugar, la justicia social a través de su trato con el personal, sin discriminación alguna por motivos de origen, género o religión, o cualquier otra cosa. Esta organización benéfica también lucha por la justicia social a través de sus intervenciones al servicio de las personas más vulnerables aquí en Malí: desde proyectos de desarrollo, ayuda a los niños huérfanos y a sus familias y, por supuesto, a través de los paquetes de alimentos que distribuimos durante el mes de Ramadán.
Nuestras actividades de concienciación dentro de las comunidades impulsan particularmente la justicia social, ya que ayudan a las personas más vulnerables para que desempeñen un papel más pleno en comunidades que antes les eran hostiles. Rompemos las barreras y abordamos la marginación, ayudando a las personas fuertes y decididas a las que servimos a abrir nuevas puertas al futuro.
Me acuerdo de una mujer que perdió a su marido y su familia política la rechazó, junto a sus nueve hijos. Islamic Relief comenzó a ayudar a uno de sus hijos, para que la familia pudiera permitirse una vivienda digna y para que los niños fueran a la escuela. Junto con nuestras frecuentes sesiones de asesoramiento, esa mujer tan valiente vive ahora de forma digna con sus hijos.
La lucha de Islamic Relief por la justicia social es importante ya que, como organización de confianza en el país y dentro de las comunidades, podemos influir a que se haga un cambio real y positivo. Al ayudar a cambiar la mentalidad de las comunidades, hacemos frente a la injusticia y mejoramos la vida de las personas oprimidas.
Es muy satisfactorio ser parte de ese cambio. Por ejemplo, durante el Ramadán nuestras distribuciones de alimentos ayudan a mantener la cohesión social dentro de nuestras comunidades beneficiarias, haciendo que participen en la identificación de las familias más necesitadas. Estoy contenta de formar parte de la familia de Islamic Relief, sobre todo durante el Ramadán: siento que estoy ayudando a la humanidad y que tengo un propósito importante en la vida.
Somos servidores en nombre de Allah a través de la hermosa iniciativa de Islamic Relief.
Brindo mis más cálidos deseos a todos los musulmanes del mundo. Debemos estar unidos con nuestra fe en Allah. Le pido a Allah que recompense a los donantes que emplean su riqueza en aliviar las dificultades a las que se enfrentan las personas más vulnerables. Que Allah (subhanahu wa ta’ala) les recompense con el lugar más alto en el Jardín.
Estos últimos días de Ramadán, mostremos a nuestros hermanos y hermanas que todos somos uno. Dona hoy mismo.