Tres años después de que comenzara el conflicto más importante en Gaza, el 8 de julio de 2014, las familias más desfavorecidas están traumatizadas por las pobres condiciones económicas y sociales en las que se ven obligadas a vivir, según un nuevo informe publicado por Islamic Relief.
Un nuevo informe llamado Familias Pobres en el Foco, se basa en un estudio llevado a cabo en colaboración con asociaciones locales de desarrollo, grupos de mujeres y cooperativas de agricultores. En el informe se hace mención a algunas de las 3.342 familias más necesitadas que se ven implicadas y que viven por debajo del umbral de la pobreza, y a la mejor manera de trabajar con ellas para ayudarlas a salir de ella.
«La destrucción y el derramamiento de sangre causados por el conflicto, han contribuido de manera significativa a los problemas psicológicos en Gaza», explica Muneeb Abu Ghazaleh, director de Islamic Relief en la zona. «Pero la presión constante que sienten las familias pobres debido al desempleo y a la pobreza también está teniendo un gran impacto en la salud mental de la gente y en las relaciones familiares.
«Los niños y las madres, en particular, sufren el peso de los problemas psicológicos debido a los sentimientos de desesperanza y desamparo de los padres. Muchos han vivido en más de una ocasión, la destrucción de sus casas y de sus negocios».
Una de las personas entrevistadas es Fadi, el sustentador de una familia, y que ahora padece una depresión profunda. Ahora tanto él como sus hijos, están bajo el cuidado de su esposa. Su hijo de diez años regresa de la escuela, termina sus deberes y luego va deprisa hacia el mercado de verduras para trabajar durante el resto del día. Gana entre 70 peniques y 1.50 libras, lo suficiente para comprar pan para su familia.
En el informe se descubrió que el 92% de los hogares entrevistados se habían visto forzados a endeudarse sólo para cubrir sus necesidades básicas, tales como alimentos, educación y vivienda, mientras que el 69% no tenía empleo. También se descubrió que casi la mitad de las personas entrevistadas padecían problemas psicológicos y enfermedades crónicas, como la hipertensión, el asma y enfermedades coronarias.
Muchas de estas enfermedades crónicas son originadas o agravadas debido a unas condiciones de vida insalubres y peligrosas. Casi la mitad de los hogares entrevistados viven en unas condiciones de vida «malas» o «extremadamente malas». Como por ejemplo, tener un techo que no los proteja adecuadamente de la lluvia, del viento y del sol extremo, o de uno que contenga amianto.
El 89% de los hogares entrevistados dependían del agua suministrada por las autoridades públicas, que a menudo no es apta para el consumo humano debido a su alto contenido en sal. Muchos de estos hogares no pueden permitirse el agua potable que, para una familia de cinco miembros, cuesta 8 libras al mes.
«Beber agua insalubre o estar días enteros sin ella es un caso común, y esto crea enormes problemas de salud», explica Muneeb.
Una cuarta parte de los hogares entrevistados tenía instalaciones sanitarias muy deficientes, en las que 274 dependían de fosas sépticas fuera de sus hogares.
Cuando se les pidió a los entrevistados que citaran sus prioridades para aliviar su pobreza, el 47,7% citó mejoras en la vivienda y el 44,3% citó actividades que les ayudan a ganarse la vida.
A partir de esta información, Islamic Relief está ahora trabajando para asegurarse que su presencia sigue estando presente entre los más desfavorecidos, y para abordar la pobreza en Gaza.
«Las organizaciones locales e incluso las grandes agencias de ayuda internacional como Islamic Relief pueden hacer muchísimo», dice Muneeb. «Necesitamos que la comunidad internacional haga más para enfrentarse al bloqueo de Gaza.
«La comunidad internacional colabora en los Objetivos de Desarrollo Sostenible para reducir la pobreza en todo el mundo, buscando indicadores como salud, educación, alimentación, agua y saneamiento. Pero en Gaza estamos yendo en la dirección equivocada en todas estas áreas.
«¿Qué tipo de futuro estamos creando para nuestros hijos?»
“Sinceramente me encantaría poder vender a mi propio hijo”
Atef vive con su esposa y sus siete hijos en una «casa» de 50 metros cuadrados, con manchas de humedad, un techo destartalado y una cocina que también hace de cuarto de baño en la ciudad de Rafah, en el sur de Gaza. Los entrevistadores quedaron impactados al oírle decir cómo sinceramente le encantaría vender a su propio hijo.
Perdió su trabajo como constructor debido a sus problemas en la columna vertebral, y no puede encontrar un trabajo como electricista, a pesar de que tiene las habilidades adecuadas.
Su esposa padece una enfermedad en las glándulas y tiene que realizar unos análisis cada mes en un laboratorio que cuestan 1000 Shekel israelíes (£ 220). Con los ojos llenos de lágrimas, explicó: «No tengo un céntimo ni tan siquiera para pagar el taxi al hospital»
Sus hijos mayores no encuentran trabajo y él no puede pagar las tasas escolares para sus hijos menores.
Con una voz pesarosa explicó: «Pensé en que si vendía a mi hijo menor a una de las familias ricas de aquí, podría pagar los gastos escolares de los otros niños».
«Esto es lo que vemos todos los días en Gaza», continúa Muneeb. «Personas que están llenas de valor y energía para trabajar con dignidad pero enfrentadas a cada obstáculo que se pueda imaginar, y a niños que ni siquiera tienen una oportunidad básica en la vida.
«Debemos proporcionarles trabajo a nuestros hijos para que puedan superar esta pobreza a cada nivel».