La afluencia masiva de refugiados ha ejercido una presión sin precedentes en la economía del Líbano, los servicios públicos y la infraestructura, así como en las relaciones sociales dentro del frágil equilibrio sectario del país.
La presión se siente en todos los sectores como la educación, la salud, la vivienda, el agua y el suministro de electricidad. Con el paso del tiempo, la competencia por los empleos y los recursos también está alimentando las tensiones en ciertas áreas entre las comunidades libanesas de acogida y los refugiados sirios.
Si bien el Líbano ha seguido siendo un anfitrión generoso, el Gobierno adoptó medidas en 2015 para restringir la entrada y estancia legal de los refugiados; lo cual ha suscitado en ellos preocupaciones sobre su seguridad y bienestar. Por lo tanto, se necesita asistencia humanitaria y de desarrollo para apoyar a los refugiados y los libaneses en situación de vulnerabilidad, mitigar el impacto de la crisis y mantener la estabilidad del Líbano.
Islamic Relief comenzó a trabajar en el Líbano en 2006, proporcionando alimentos, agua limpia y artículos esenciales para el hogar a las personas afectadas por la guerra del Líbano.
Una vez acabado el conflicto, continuamos trabajando en Líbano, centrando nuestra atención en áreas rurales remotas que se extienden a lo largo de la frontera sur, reconstruyendo hospitales, reparando las instalaciones de agua dañadas y ayudando a las personas a reconstruir sus medios de subsistencia.
Tras el estallido de la crisis siria en 2011, Islamic Relief comenzó a trabajar con los refugiados sirios, proporcionándoles alimentos, atención médica, agua y saneamiento.
Hasta la fecha, Islamic Relief ha ayudado a más de 1.958.405 personas en el Líbano.