Qurbani/Udhiya: Dibujar «grandes sonrisas» en los rostros de las familias en Indonesia
Wati, de 43 años, vive en el pueblo de Nyalindung en Cianjur, Indonesia. Desde que murió su esposo hace 3 años, ella ha estado manteniendo sola a sus 4 hijos.
“Estaba deprimida cuando mi esposo se enfermó y luego falleció. No estaba preparada para asumir la responsabilidad como cabeza de familia”, dice Wati. “En el pasado, dependía completamente de mi esposo para los gastos del hogar. No tenía habilidades ni conocimientos para ganar suficiente dinero para cubrir todas las necesidades diarias de la familia”.
Poco después de la muerte de su esposo, Wati comenzó a recibir asistencia social de un programa del gobierno. Sin embargo, el dinero no era suficiente para satisfacer las necesidades de su familia.
“A veces gano dinero extra cuando un vecino me pide que lave la ropa o limpie la granja… pero también tengo que pedir dinero prestado a los vecinos y depender de la caridad de ellos”.
En medio del aumento del costo de vida en todo el mundo, el precio de la carne se ha disparado en los últimos 2 años. Ahora está mucho más allá del alcance de Wati y otros en su aldea.
“No puedo recordar la última vez que comí carne. Se ha convertido en un lujo para mí y para mis hijos”, dice y explica que la familia suele comer arroz con pescado fermentado o soja. Cuando no puede permitirse algo para comprar nada para acompañar el arroz, la familia lo come con sal o pasta de camarones.