Antes del conflicto se decoraban las mezquitas y las calles para celebrar la llegada de Ramadán. Vecinos y familiares solían visitarse, los mercados y las calles estaban llenos de gente hasta altas horas de la noche, las familias solían preparar comida exquisita para el iftar, y después, la gente solía acudir a las mezquitas para las oraciones de taraweeh».
«Sin embargo, las costumbres y tradiciones asociadas con este mes bendecido casi han desaparecido ahora debido al conflicto que hay en Siria».
“Hoy en día, la situación es muy diferente para la mayoría de las personas en Siria. Siete años de conflicto significan que casi todas las familias han perdido a un ser querido. Mi mujer y yo tuvimos que dejar mi ciudad natal en el mes de Ramadán hace dos años».
Tahir y su familia ahora viven cerca de la frontera sirio-turca, una región estable en estos momentos. Pasa la mayor parte del día trabajando y ayudando a otros. Está agradecido por poder ayunar y asistir a las oraciones sin temor a los bombardeos o ataques aéreos.
El deseo de volver a casa no ha menguado, espera volver algún día.
«Espero regresar a mi ciudad natal algún día, deseo regresar a mi hogar y vivir allí con mi familia en paz y seguridad».