miércoles, 22 enero 2014

La primera vez que Um Al Abed huyó de su hogar, pensó que estaría segura en el pueblo de su hermano. Nunca pensó que tendría que huir por segunda vez y que acabaría en una fría tienda, sola, en un campo de refugiados.

Al principio Um Al Abed y su familia se sentían afortunados porque a pesar de que las carreteras alrededor de su zona en Hama habían sido destruídas, aún podían permanecer en su propia casa.

Entonces los bombardeos en Hama se intensificaron. Obligados a huir en medio de los combates y el miedo a ser heridos, la familia de Um Al Abed encontró refugio en casa de su hermano en un pueblo cercano.

Entonces los bombardeos alcanzaron el pueblo. Um Al Abed se tuvo que marchar otra vez, hasta que encontró un campamento para desplazados internos sirios. Ahora, ella vive en una de las tiendas preocupada por la familia que dejó atrás, temiendo por sus vidas.

La vida era dura en el campamento. Por un lado, Um Al Abed tuvo que esperar 25 días para darse una ducha, ya que no habia agua o combustible para el calentador. Cuando llegó al campamento no tenia mantas, solo la ropa que llevaba puesta y dependía de la ayuda de los otros para comer.

Ahora, Um Al Abed y los demás refugiados residentes de los campamentos reciben paquetes de alimentos y otros artículos esenciales de Islamic Relief. Este invierno, hemos distribuido mantas y colchones para ayudar a los sirios sin hogar que intentan sobrevivir a las duras heladas del invierno.

Rezamos para que un día, Um Al Abed como muchas otras madres esperanzadas pueda volver a reunirse con sus hijos.

 

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